31/12/16

POR UNA EDUCACIÓN AL SERVICIO DE LAS PERSONAS, DEL SABER Y DE LA CULTURA

Abril del 2021.

Desde hace tiempo y de manera persistente, diversas instancias públicas y privadas se hacen eco de propuestas, emanadas del Banco Mundial y la OCDE, que pretenden ser progresistas e innovadoras, pero tienen consecuencias negativas para nuestro sistema educativo y el nivel cultural y profesional de nuestra ciudadanía.

Preocupadas por estos hechos, las personas que firmamos este documento queremos manifestar que:

1. El acceso a la cultura y al conocimiento es básico para la emancipación personal y social, y contribuye así a reducir las desigualdades. Impedir a las nuevas generaciones este acceso los estafa y les niega la oportunidad de disfrutar de una vida plena en los ámbitos personal, social y laboral. El sistema educativo debe ofrecer una formación global que permita entender el mundo, sus problemáticas y dé herramientas para mejorarlo.

2. Sin embargo, los cambios normativos y la política de la Administración educativa persiguen otros objetivos. En la línea marcada por organismos al servicio de multinacionales y amparándose en el prestigio que tiene en España el movimiento de renovación pedagógica, se pretende expulsar de la escuela los conocimientos, desplazados por unas supuestas competencias que, sin estos, son vacías y sólo útiles para el ejercicio de trabajos de baja calificación. Estos cambios en los objetivos y las metodologías docentes no han sido resultado de ningún debate con el profesorado, sino una imposición, a menudo canalizada a través de organizaciones privadas como Escola Nova21, Telefónica, Google o La Caixa, con el apoyo de algunos medios de comunicación. Al contrario, al profesorado, que trabaja en condiciones difíciles, derivadas de los recortes presupuestarios y del entorno social, se le denigra y se le niega autoridad científica y académica.

3. El eje de los cambios consiste en implantar, en todas las etapas del sistema educativo, lo que se denomina aprendizaje por competencias. Este, aunque no tiene una definición precisa y generalmente aceptada, se concreta a menudo en proponer al/la estudiante problemas que debe resolver mediante los conocimientos que considere necesarios y sea capaz de encontrar. Claro, y la experiencia lo confirma, que con este enfoque es muy difícil que el/la estudiante alcance una formación integral, que debe incluir la asimilación de un cuerpo estructurado de conocimientos, con el nivel propio de cada etapa. Por otra parte, este enfoque incrementa la dedicación del profesorado a tareas burocráticas de utilidad cuestionable, en detrimento de la atención a las actividades propiamente formativas y de apoyo al alumnado.

4. Para implantar los cambios, se ha reforzado el poder de las direcciones, tanto en cuanto a la definición del proyecto del centro como para seleccionar el profesorado sin criterios objetivos ni transparencia. Con lo que se presenta como una mejora en la autonomía de los centros se consigue que una parte del profesorado, por afinidad o por el temor de poner en peligro sus puestos de trabajo, asuma acríticamente las orientaciones de la dirección. Adicionalmente, esta política aumenta la segregación dentro del sistema educativo en crear o profundizar las diferencias entre los mismos centros públicos.

5. 5. En este contexto la entrada en vigor de la nueva ley de educación LomLoe refuerza aún más este enfoque competencial. En Cataluña, el Departamento de Educación está elaborando un decreto de reforma del bachillerato con esta orientación.

6. Con el argumento de que la ESO es competencial y el bachillerato no, se trataría de cambiar el bachillerato y las pruebas de acceso a la universidad, como un paso intermedio hacia suprimirlas. Más adelante cambiaría la universidad. Pero no se ve por qué una etapa obligatoria y otra que no lo es, con objetivos muy diferentes, deben ser homogéneas. Y, antes de hacer más cambios, habría que evaluar los resultados de lo que se ha hecho en la ESO. Porque si el problema es que el alumnado de la ESO centrada en las competencias no tiene suficientes conocimientos para cursar el bachillerato, más bien habría que cambiar la ESO que no el bachillerato.

7. Los sistemas educativos deben estar abiertos a la renovación de contenidos y de métodos con el objetivo de que el estudiante asimile sólidamente los conocimientos propios de cada etapa y adquiera las capacidades y actitudes correspondientes. La crítica es una condición necesaria para la mejora. Pero esto no significa renunciar a las finalidades básicas de la educación: formar personas cultas, con conocimientos sólidos y estructurados y con un espíritu crítico y solidario, y no una "fábrica" ​​de personas incultas, sumisas y flexibles, al servicio prioritario del sistema económico.

8. Reclamamos, por tanto, que las reformas educativas no se basen en propuestas de personas o entidad supuestamente expertas, que a veces están al servicio de objetivos contrapuestos con los de la educación. Y que se eviten los cambios poco meditados y de consecuencias inciertas porque en el campo de la educación tienen consecuencias difícilmente reversibles y posiblemente negativas para las personas afectadas.

Creemos, además, que la definición de los objetivos, los contenidos y de las formas de nuestro sistema educativo deben ser el resultado de un proceso participativo.

Por todo ello, desde el SIEC (Seminari Ítaca d’Educació Crítica) te pedimos que como profesionales de la educación, como familias, como personas vinculadas a la educación o como ciudadanas i ciudadanos, firméis este manifiesto y hagáis difusión, como primer paso para abrir un debate al respecto y establecer mecanismos para evitar que el sistema educativo acabe poniendo al servicio de las multinacionales y no al de las personas.

¿Quieres saber qué personas han firmado?