La reválida mejorará los
indicadores educativos, pero no la educación.
Aumentará la desigualdad de
lograr el título de ESO.
Max Weber decía que el objeto de la sociología es captar el sentido de la
acción social. Y que la forma más sencilla de realizar esta tarea tan compleja
es suponer que la gente es sensata y por tanto hay que buscar la lógica de lo
que hace desde su punto de vista. Es lo que se conoce como sociología
comprensiva. Si somos comprensivos con la reválida, podremos entender mejor por
qué existe y cuáles serán sus efectos. Ser comprensivo no quiere decir
justificar ni solidarizarse, simplemente entender.
La racionalidad en el lado del Ministerio de Educación está en cumplir con
los objetivos fijados por la Unión Europea para 2020. Uno de estos objetivos es
reducir el abandono educativo temprano. Muchos han dicho que la LOMCE aumentará
el fracaso escolar, pero eso es porque no se han leído la letra pequeña de las
estadísticas de la UE. Se considera que está en abandono educativo quienes no
estén estudiando (sea lo que sea) o que no tengan un título educativo de
"nivel 3". Aquí está el truco. La ESO es de nivel 2, pero la FP
Básica es de nivel 3, así que quienes obtengan este título no estarán en
abandono educativo, aunque no tengan el título de ESO.
Otro de los objetivos de la LOMCE es mejorar el nivel de competencias, lo
cual se traduce en disminuir el porcentaje de adolescentes de 15 años que no
llegan al nivel 2 en las pruebas PISA. Todavía no sabemos cómo será la
reválida, pero se supone que una de sus intenciones es evaluar competencias.
Dicho de otra manera, la reválida llevará a un entrenamiento especializado en
el aula para mejorar en PISA, desatendiendo otras áreas del currículum y otras
formas de aprender. Este entrenamiento podría mejorar los resultados en PISA,
pero en tanto que cabe esperar peores resultados en los que se deriven a FP
Básica (como veremos), el efecto final será indefinido.
Desde el punto de vista de los centros, en tanto que los resultados de las
reválidas se hagan públicos, tendrán un incentivo claro en no dejar que se
presenten a estas pruebas aquellos estudiantes sobre los que hay la expectativa
de que suspendan. Esto llevará a lo que ya hemos visto con la PAU: en pocos
años, el porcentaje de éxito en la reválida será muy alto, pues solo se dejará
que se presenten aquellos adolescentes que los centros están convencidos que lo
harán bien. Si la dificultad de la prueba se mantiene constante en el tiempo,
veremos tasas de éxito muy altas. Eso, sí, a cambio aumentará la proporción de
jóvenes que no terminan la ESO, pero no importa, para ellos está la FP Básica.
En cuanto a las familias, su objetivo es lograr que sus hijos vivan
mejor, o por lo menos igual de bien. Cuando esto se aplica a educación, se
traduce en que lo normal es que los estudiantes obtengan al menos el mismo
nivel educativo que su padre, o más normalmente, su madre. O que lo mejoren.
Para las familias de clases populares, que su hijo entre en la trayectoria de
FP no se vivirá como un gran problema, mientas que para las de clase media y
alta, será una tragedia. Estas familias presionarán mucho para lograr que sus hijos
pasen la reválida, aumentado así la desigualdad de oportunidades entre la
trayectoria hacia la universidad o hacia la FP.
En cuanto al profesorado, se le brinda una forma sencilla de gestionar al
alumnado. Dirán a los estudiantes que si quieren ser de provecho, tendrán que
aprobar la reválida. Si no, su vida será un desastre, como la que le espera a
los que mandamos a la FP Básica. Sí, la FP Básica está condenada a convertirse
en el lugar al que enviar al alumnado disruptivo y/o más rezagado en el aprendizaje.
Al recortar en atención a la diversidad y en políticas de apoyo, la tentación
para desviar a este grupo al alumno que necesita más atención, es muy grande.
La LGE ya mostró que si se rebajan los requisitos de entrada a la FP, se
desprestigia.
¿Y los estudiantes? A esas edades están muy despistados. Sus intereses
todavía no están claros. Dependerán de lo motivador que sea su profesorado, de
sus grupos de amigos (es decir, del barrio en el que está el centro), de la
presión de su familia, de lo amenazador que resulte entrar en un grupo con todo
el alumnado más problemático, el de la FP Básica.