5/4/16

El derecho a la educación y nuestra esperanza en una vida mejor

 by Carmen Rodríguez Martínez, TE trabajadores/as de la enseñanza. Junio-Julio 2014

Nuestro país ha arrastrado déficits profundos en educación por el retraso que supuso la dictadura. La educación nunca fue función del Estado quien cede su monopolio a la iglesia, sin la suficiente provisión de plazas y con un profesorado deficientemente formado que debía ser afecto al régimen. Esto y el modelo de producción económica, en una España rural, nos sitúan en la transición con un analfabetismo que en algunas zonas, como Andalucía y Castilla la Mancha, ronda el 40% de la población. En esta transición, la extensión y la democratización han sido el propósito a alcanzar, no sin dificultades y con algunos errores.

Desde el año 2000 llegan los discursos europeos sobre la convergencia de las políticas educativas que van a suponer un nuevo retraso. Plantean un nuevo “régimen” para el control de la educación, preocupados por los “benchmarks”, las competencias, la cultura emprendedora y las evaluaciones. La educación pública es cedida de nuevo por el Estado, ahora a la lógica del mercado y la competitividad porque hay que modelarla para que sea un instrumento para la producción de “capital humano”.

Una cultura escolar que ha nacido en nuestro país con graves retrasos y acostumbrada al control ideológico y a ejercer el dominio sobre la personalidad de los estudiantes, empieza a “maridar” con el mercado. Todas las políticas neoliberales que se han aplicado, incluso con anterioridad a la LOMCE, han significado la ruptura con la anhelada idea de igualdad y de nuestra esperanza en una vida mejor. Caminan en una dirección contraria a la deseada por la izquierda educativa de nuestro país. Son políticas que desarticulan el estado de bienestar y ofrecen los servicios sociales a la privatización y al negocio. Han recortado la educación en 6.000 millones de euros y se han perdido más de 60.000 puestos docentes. No les interesa la educación, no la educación de toda la población. En un país cuya inversión no ha alcanzado nunca la media de los países europeos, el 5,5% del PIB, se atreven a decir que la inversión no mejora la calidad educativa. Aumentan la privatización de la enseñanza y el elitismo expulsando al alumnado más vulnerable de la escuela. Es el saqueo del derecho a la educación, el robo de los derechos y de los sueños.

Una nuevo “régimen”: el control ideológico de la educación

Dos factores clave para producir un cambio real en las escuelas so las políticas de profesorado y de currículum, aparte de una buena inversión con una asignación adecuada.

Primer paso: degradar el trabajo del profesorado

A las políticas neoliberales les interesa degradar el trabajo del profesorado y convertirlo en un asalariado sin autonomía, sujeto al control externo de las evaluaciones y de los vaivenes de las políticas de turno. Parten del supuesto de que la intervención del Estado en políticas públicas es un despilfarro innecesario y consideran a los empleados públicos en general personas acomodadas a un trabajo fijo, perezosas y consecuentemente poco eficaces. Primero van hacia los más vulnerables y eliminan los derechos consolidados del profesorado interino, tras años de experiencia y oposiciones aprobadas sin plaza. Reducen las plazas de las oposiciones y cambian los criterios de las bolsas de trabajo para primar la nota de la oposición a la experiencia.

A la vez modifican las condiciones laborales del profesorado, en salarios, horario y número de alumnos por clase, perjudicando claramente la convivencia en los centros y la atención personal que necesita el alumnado más vulnerable. Y crean un discurso catastrofista sobre las carencias del profesorado en conocimientos generales --no profesionales, ni prácticos--,  sobre sus altos salarios --que ocupa los puestos más bajos en los rankings europeos-- y el bajo número de horas que trabajan --sin considerar que el oficio se extiende más allá de las horas directas con el alumnado.

Todo ello encaminado hacia la des-acreditación del profesorado funcionario y abriendo camino hacia la contratación directa por parte del director, que en Cataluña ya es un hecho. Un director que se convierte en jefe de personal, elegido por una comisión en la que la Administración educativa es mayoría y al que la LOMCE le da la competencia para decidir lo que antes se realizaba democráticamente en los consejos escolares.

Ya la OCDE, interesada en el desarrollo económico macro y la explotación micro, cuestiona en 2012 el modelo funcionarial de la docencia pública española, infravalorando la experiencia del profesorado y lamentando que los directores no puedan influir en la selección del personal de los centros.

Los discursos acaecidos en los últimos tiempos sobre la formación, la selección y las condiciones del trabajo del profesorado son un caldo de cultivo para degradar la formación, el estatus y la experiencia docente. En realidad no están preocupados por la capacitación ni por la experiencia, al menos en los colegios privados-concertados la oposición no es un requisito y esto no les preocupa. Se trata de suprimir puestos docentes estables, dar paso a la contratación directa y progresivamente reducir las oposiciones. A la vez se cuestiona la formación en la universidad, para abrir el camino hacia la formación por empresas privadas, en programas de vía rápida, que ya existen en otros países como EEUU, bajo un modelo de meros transmisores de conocimiento.

Segundo paso: el control del currículum

Las políticas neoliberales demandan competencias para el mundo del trabajo basadas en conocimientos utilitaristas, especializados o instrumentales que eviten las materias creativas y el desarrollo del pensamiento crítico.

La educación es generadora de libertad, de pensamiento; por ello el control sobre los contenidos es un ejercicio de dominio sobre el desarrollo de la personalidad. Las políticas curriculares que se están poniendo en marcha con la LOMCE suponen el desarrollo de currículos extensos en función de la ideología del grupo político dominante. En el nuevo currículum de primaria podemos ver cómo alteran la memoria del pasado y la sustituyen por hechos y acontecimientos que pretenden enaltecer el chovinismo patriótico, y seleccionar una historia “particular”, mientras se destruye el interés por los contenidos culturales, la enseñanza reflexiva, el arte...

La regulación del currículum no solo afecta al control de los contenidos sino a la forma de enseñar y de evaluar al alumnado. Según las últimas modas neoliberales se incluyen competencias y estándares de aprendizaje que convierten en control burocrático un asunto que corresponde a la profesión docente. Para el profesorado significa control sobre su trabajo y sobre lo que debe enseñar, quitándole la posibilidad de adaptarse a las necesidades de su alumnado y desarrollar proyectos de innovación. Subyace la idea de que el conocimiento no es una construcción social y local, todo el mundo debe aprender las mismas “verdades consagradas”.

Los “estándares de aprendizaje evaluables” refuerzan el tipo de aprendizajes memorísticos, aplicados, e instrumentales que son los que se pueden medir con  evaluaciones externas. Conducen a un aprendizaje mediocre, como ya está constatado en países como EEUU o Chile. Diane Ravit, responsable de política educativa de test en los mandatos de Clinton y Bush, ha denunciado el desastre que suponen estas evaluaciones.

Nuestra esperanza en un mundo mejor: el derecho a la educación

La reconstrucción de la idea de igualdad y ciudadanía es la principal urgencia en nuestro sistema educativo para no privar a generaciones de niños y niñas de su derecho a la educación. Una igualdad respetuosa con la singularidad y la diferencia. Y una ciudadanía, desde una concepción republicana, que implique libertad individual y libertad civil, que no permita la dominación de individuos que tienen unas relaciones asimétricas de poder. El Estado es quien protege la libertad del ciudadano y solo la escuela pública puede garantizar la igualdad en el acceso y en el desarrollo de una vida plural, frente a la selección, el elitismo y la competencia. Es el interés público, frente al interés del público.

Aprendizajes relevantes y currículo flexible

El derecho a la educación no es solo el acceso, sino el desarrollo de las capacidades que van a permitir tener una vida autónoma, plural y que desde la dignidad propia se viva para los demás. Esto se consigue con una educación en la que se realicen aprendizajes relevantes, que no se midan solo en función de las ganancias, sino por su capacidad para promover un desarrollo personal y social. Una educación que no busca solo el desarrollo del individuo en competencia para ser el mejor, sino el desarrollo integral del ser humano, como persona y miembro de una comunidad.

Educación que debe responder a una agenda social ante los nuevos retos de la humanidad: la globalización, la degradación medioambiental, las dificultades económicas y financieras, la mejora de la democracia... Es decir,  formación de personas para un desarrollo sostenible mundial.

Para promover la autonomía del alumnado y responder a sus necesidades el currículum en general no debe ser minuciosamente regulado mediante textos legislativos, sino tan solo incluir directrices muy generales. Aspectos educativos como éste deben ser debatidos en foros académicos y por el propio profesorado, como ocurre en cualquier profesión que confíe en el juicio de sus profesionales.

Profesorado con pluralidad de visiones y autonomía

La escuela es un instrumento básico para el desarrollo de  la autonomía, la conciencia y la responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas y para ello se requiere un profesorado que sea libre y autónomo en su relación con el conocimiento y frente a los políticos, sean quienes sean.

La figura del funcionario se crea en España en el s. XIX, para que los trabajadores y trabajadoras de la administración no fluctuaran cada vez que un nuevo partido llegaba al poder. Es consecuencia de un pacto entre los propios partidos para garantizar que estas personas tuvieran unos conocimientos adecuados y pudieran mantener una relación con la ética pública, como diría Weber, y por este cauce, abre el horizonte del bien general, como marco de su actuación.

Las voces que van en contra de su estabilidad y autonomía dicen que quieren incentivar o penalizar su trabajo para conseguir que sea más eficaz, pero en realidad quieren precarizar sus condiciones y su cualificación. La estabilidad, la autonomía y un status y consideración adecuados del profesorado son los únicos elementos que pueden garantizar una educación de calidad, que no sirva a los designios de los políticos.

La profesionalización y mejora de la docencia fijarán el objetivo en el alumnado y no en los intereses ideológicos de las diferentes reformas. Para educar a ciudadanos y ciudadanas libres hace falta una pluralidad de visiones e independencia del poder político. La estabilidad en el puesto de trabajo garantiza la imparcialidad.

Para terminar

El modelo neoliberal se extiende más allá del ámbito económico para abarcar dimensiones sociales y éticas que significan la degradación del trabajo, la ruptura de solidaridades y la desintegración de la cohesión social. El modelo educativo copia los principios del mercado y la LOMCE, con la excusa de conseguir escuelas eficaces que preparen para el mundo laboral, propone centros con mayor autonomía pero controlados en sus resultados y en situación de fuerte competencia para adecuar la formación a las nuevas demandas y tendencias. Degradan la oferta pública y abren la entrada a la privada para ahorrar costes y aumentar la desigualdad. Ello, unido al control ideológico del profesorado y del currículo, afianzan y multiplican todas las reminiscencias aún presentes en nuestra cultura escolar, fuertemente transmisora y homogeneizadora. Forman a trabajadores adaptables y resistentes al cambio a través de la privación cultural.


Las políticas neoliberales llevadas a cabo por la derecha pedagógica de nuestro país, significan una instrumentalización de la educación y la degradación de la democracia, conducen a la pérdida de dignidad, cuando las personas y los principios que fundamentan su vida se convierten en mercancías.